RELATANDO RELATOS en mi LOCA ESPERA- 4.

LOCURA I:
“...De repente desperté en un lugar frío y oscuro, y no tardé en darme cuenta de lo que ocurría. Ahora sólo había tiempo para esperar, ¡esperar para acabar!. Todavía no notaba su presencia, pero yo sabía que no tardarían mas de dos o tres semanas en aparecer. ¿De qué servía ahora todo lo que había logrado? ¿Qué les importaba a ellos si había sido feliz o si había sido el peor de los pecadores? A ellos todo esto les da igual. ¿Qué mas da ser guapo o ser feo?. Ellos no te juzgan, simplemente, ¡te sentencian!
¡Oh! ¿qué es lo que oigo? ¿será que ya vienen? Si, así es. Oigo el crujir de la castigada madera, la cual está a punto de ceder. ¡¡¡Ya comienzan a entrar.!!! Cada vez se acerca mas lo inevitable. ¡Dios mío!, ¿¡¡Cómo lo voy a soportar!!?
El primer mordisco no lo notaré. El segundo no me dolerá. Pero el tercero....¡ay el tercero!
.........................(Tic, tac, tic, tac...).........................
Han pasado seis semanas. ¿habrán acabado?
No les oigo, de lo que deduzco que nada ha de quedar ya. Nada con lo que sentí, sufrí o goce cuando mi alma aún habitaba en mí.
PENSAMIENTOS DE UN CADÁVER

(((((((PERO TODO HECHO, TIENE DOS VERSIONES Y EL CONOCER AMBAS AYUDA A INTERPRETAR LA REALIDAD Y NOS HACE SER MAS OBJETIVOS EN NUESTRO JUICIO))))))))
“ Habían pasado nueve noches desde que encontramos al último manjar. Todos estábamos cansados de huir y bastante hambrientos, pero yo intentaba dar ánimos a los que quedaban de mis compañeros. Por algún raro motivo, aquella última liebre que comieron, la cual yo no probé , había afectado en el metabolismo de todos ellos, que no cesaban de vomitar e incluso morir. Resultaba lamentable el reguero de cadáveres que íbamos dejando a nuestro paso.
Pero, de repente, ¿qué era aquel olor? Carne fresca y abundante. Tras aquella fortaleza de madera se ocultaba un fastuoso yantar. El olor no parecía ya muy fuerte, por lo que aquel sustento no debía llevar allí demasiado tiempo.
Sin dudarlo, todos nos dirigimos a su interior. No fue muy difícil entrar, pues la madera no era de muy buena calidad y cedió fácilmente.
Lamentablemente el banquete estaba demasiado frío, pero tuvimos suerte de ser los primeros en encontrarlo. Esta vez no tuvimos que combatir por la comida, como ocurrió con la última liebre, la cual, aparte de los problemas que nos ocasionó por su mal estado, también nos creó grandes enemigos: resultó ser de otro grupo, un grupo poco comprensivo que nos atacó hasta que pudimos huir. ¡Qué salvajes!
¡VAMOS CHICOS!
¡ Qué pena !, la superficie está ya seca. ¡ Venga !, vamos a introducirnos hasta su interior...”
PENSAMIENTO DE LOS CARROÑEROS DEL SUBSUELO
Y de ese modo, aquella marabunta de gusanos y asquerosos bichos empezaron a despellejar con sus pequeños dientes aquel conjunto de carne con forma humana, que sólo llevaba enterrado en aquel campo santo doce días con sus noches pero, que a pesar de ello, la imagen de su rostro, con aquellos ojos tan abiertos, parecía reflejar el terrible dolor que le producía el ser troceado de aquella manera...”

Amanda